LAS SIETE HIERBAS DE SAN JUAN: PAGANISMO, RELIGIOSIDAD Y MEDICINA TRADICIONAL EN GALICIA.
Muchas tradiciones religiosas hunden sus raíces en antiguos ritos y cultos paganos que el cristianismo trató de asimilar por medio de nuevas advocaciones vinculadas a diferentes celebraciones y localizaciones paganas. En este sentido, el ritual seguido en la noche de San Juan responde a una tradición pagana cuya naturaleza animista se ha conservado en la cultura popular de Galicia y otras regiones del arco atlántico europeo, quizá distorsionada con aportaciones mágicas posteriores que sugieren un origen alquimista.
(imagen: getty images/istockphotos)
LA TRADICIÓN DE LA NOCHE DE SAN JUAN EN GALICIA:
Como en otras regiones de España y Europa, Galicia viene celebrando desde hace siglos un ritual cristianizado en el solsticio de verano que, probablemente, sustituye a anteriores cultos paganos dedicados al Sol. Se trata de un ritual en el cual, por una parte, el fuego ejerce una función purificadora, a la vez que se rinde culto al Sol como generador de vida, a lo largo de una celebración que tiene comienzo la víspera del 24 de junio y que se prolonga hasta bien entrado el amanecer de ese día que, el Cristianismo, dedicó a la figura de San Juan Bautista.
RITUAL RELIGIOSO VERSUS PAGANO:
Cabe preguntarse por qué la fecha del 24 de junio fue dedicada a San Juan Bautista quedando tan marcada en nuestro calendario anual y, para ello, nos debemos trasladar a los primeros tiempos del Cristianismo, cuando en el siglo IV d.C. la fecha fue escogida por la Iglesia de Roma para conmemorar el nacimiento de San Juan Bautista; como éste era seis meses mayor que Cristo los seis meses de diferencia lo trasladan al 24 de Junio, fecha que, posiblemente, coincidía, además, con algún tipo de celebración pagana relevante en la cultura europea, de tal forma que a la Iglesia no le fue difícil reasignar algún ritual de adoración solar preexistente a la figura de Juan el Bautista.
Con frecuencia, la Iglesia trató de reunir bajo una denominación única rituales no vinculados a esas fechas pero que, en cierto modo, mantenían características comunes o algunas semejanzas toponímicas, buscando con ello atraer a los fieles allá donde celebraban sus cultos ancestrales, reasignando entonces un santoral a ese ritual, existiese o no un vínculo real entre ambos, aunque es evidente que siempre se trató de buscar algún aspecto en común, algún atributo del santo que pudiera verse reflejado en el ritual pagano, reconduciendo de esta manera el viejo rito sin necesidad de eliminarlo.
Es así como a San Juan que se le asigna una fecha (la de su nacimiento) que coincide con una celebración pagana en la cual el elemento principal del ritual es el fuego y no el agua, como debería ser, tratándose de la persona que bautizó a Cristo. Pero si nos fijamos en todo lo que el practicante debe llevar a cabo entre el día 23 y el 24 podemos entender que el ritual de saltar sobre las llamas del fuego podría ser una forma de “bautismo de fuego” que viene a apoyar un segundo bautismo cuando, según la tradición, a las 24:00 horas los fieles deben darse un baño en el mar, el conocido popularmente como “baño de las nueve olas”.
EL USO DE LAS PLANTAS EN LA MEDICINA POPULAR:
La noche de San Juan es perfecta para la recolección de toda clase de plantas y hierbas, pero la tradición manda que sean siete especies las que se deben incorporar al ritual, que no acaba con el lavado del rostro sino que se le da una mayor continuidad en el tiempo, para lo cual, plantas que han sido utilizadas y maceradas en el “cacho” o recipiente contenedor de agua se desecan y reservan para ser quemadas en el San Juan del siguiente año.
Cabría pensar aquí hasta qué punto también el agua bendita que los niños reciben al nacer por medio del bautismo no deja de ser otra variante del uso de las aguas santas o mágicas desde una perspectiva cristiana.
LAS SIETE HIERBAS DE SAN JUAN:
La tradición manda que estas plantas sean recolectadas al atardecer pero, siempre, antes de la puesta de Sol la víspera de San Juan y las siete plantas se dejarán en el recipiente o "cacho" para macerar en esa agua de siete fuentes distintas a lo largo de la noche, hasta el amanecer del día 24.
Entre las siete plantas las más habituales son: HINOJO-HELECHO MACHO-CODESO-HIERBA DE SAN JUAN-MALVA-ROMERO-HIERBA LUISA
¿POR QUÉ EL NÚMERO SIETE?
Tradicionalmente, ha estado relacionado con la perfección y con la naturaleza, estando asociado con los siete cuerpos celestes tradicionales (Sol, Tierra, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). Además, para las tres religiones monoteístas (Cristianismo, Islám y Judaísmo) Dios creó el Mundo en siete días y la Biblia refiere el número siete en no pocas ocasiones.
La tradición recomienda, por último, saltar sobre la hoguera siete veces y posteriormente, quemar una prenda usada, siguiendo un ritual que nos puede parecer turístico o exótico pero que reúne una serie de elementos ancestrales.
UN RITUAL CON REMINISCENCIAS HERMÉTICO-ALQUIMISTAS:
Las siete plantas deben permanecer en un recipiente lleno de agua durante toda la noche para, así, recibir el influjo energético de la Luna y la acción purificadora del rocío, lo cual nos abre las puertas al mágico mundo de la Alquimia.
El rocío se forma cuando la humedad del aire se condensa en forma de pequeñas gotas y, secularmente, se viene considerando como un agua mágica bajo la denominación de rocío alquímico que es la materia inicial que surge al amanecer, por lo que también se le ha denominado como “Lágrimas de la Aurora”.
El rocío de la noche otorga a estas siete plantas unas propiedades terapéuticas y sanitarias exclusivas porque es un agua “mágica”, un agua que permite, no sólo recuperar la belleza perdida, sino, y lo más importante, ahuyentar los malos espíritus y los embrujos.
El agua, tras la maceración nocturna, debe ser utilizada inmediatamente después del amanecer del día 24 para que reciba, también, la energía de los primeros rayos solares; por tanto, el Fuego, el Rocío, la Luna y el Sol nos trasladan a un proceso hermético en el que las plantas son un eslabón más del proceso. Por ello, entendemos que el rito contiene numerosos elementos que lo vinculan con la vieja tradición alquímica; es una noche en la cual la planta experimenta una auténtica transmutación alquímica que permite al iniciado alcanzar una transmutación personal, pasando de una materia imperfecta en otra superior y más perfecta; la persona que lleva a cabo este ritual está buscando, sin saberlo, una transmutación humana, similar a la del proceso alquímico que permite obtener, no sólo un metal más perfecto y puro, sino una persona más perfecta y pura, tanto en lo físico como en lo humano ya que, el rocío alquímico que acabamos de nombrar, impregnado de virtudes terrestres y celestes es un elemento donador del llamado espíritu universal.
¿UN ROCÍO ALQUÍMICO?
Ese rocío contiene en sí el llamado "alma del mundo" o el "espíritu celeste" que es condensado en algunas noches de primavera bajo unas determinadas condiciones de temperatura y humedad; ese rocío encarna, entonces, el "espíritu universal".
CONCLUSIONES:
En varios países de Europa se conservan secularmente tradiciones paganas bajo la apariencia de ritos religiosos cristianos; Galicia y otras regiones del arco atlántico europeo mantiene viva una de esas tradiciones cristianas que esconden un origen pagano, común en la historia cultural de nuestro continente y que ha llegado a nosotros bajo diferentes apariencias folklóricas. La noche de San Juan alberga una serie de rituales sanadores-protectores de culto al Sol en los que intervienen, además, otros elementos como la Luna, el fuego y el agua, un agua que, en forma de rocío, nos traslada a antiguas tradiciones hermético-alquimistas que, sin duda, han dejado su huella en la escenografía que, conscientemente o no, sigue rigiendo el ritual de esta noche mágica.
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