LA ANTIGUA BOTICA DE DOADE (BEARIZ - OURENSE): PROCESO DE RECUPERACIÓN Y PUESTA EN VALOR

Una botica única, del siglo XIX, "descubierta" para la Historia de la Farmacia y de la Medicina en Galicia. Como muy bien describe el diario La Voz de Galicia en su publicación del sábado 11 de marzo de 2023, la "máquina del tiempo está en Doade" y así es desde el sorprendente hallazgo de una vieja botica fundada a finales del siglo XIX en el núcleo de Doade, actual Ayuntamiento de Doade (Ourense) y que va camino, o ese el objetivo, de convertirse en un Museo de la Farmacia de Galicia, aprovechando para ello unas instalaciones que han permanecido cerradas a lo largo de los últimos 60 años hasta que hace unos años las sobrinas de su último propietario ofrecieron al Ayuntamiento la posibilidad de gestionar esta joya que con poquísimas alteraciones, ofrece una mirada a la evolución de la sanidad a lo largo del último siglo.
Desde que, como farmacéutico, tuve noticia de la existencia de una botica que acababa de ser cedida a Beariz tras décadas cerrada y que todo su contenido se conservaba intacto tomé la determinación de involucrarme en su recuperación y puesta en valor y, para ello, conté desde el primer momento con la total disposición de los regidores municipales que, como farmacéutico e historiador, me han permitido sumarme a este precioso proyecto. Fundada, quizá, muy a finales del siglo XIX por el boticario Darío Janeiro (no se puede precisar la fecha exacta porque el Colegio Oficial de Farmacúeticos de Ourense no se inauguraría hasta principios del siglo XX, pero pudo ser fundada hacia 1885) en el núcleo de Doade, que era entonces el principal enclave económico de toda la comarca, donde se celebraba una importante feria que atraía a cientos de personas, lo cual dio pie al establecimiento de esta botica y otros negocios como bares y tiendas de ultramarinos. En los años treinta del siglo XX Darío traspasó la botica a uno de sus hijos, el farmacéutico José Janeiro Ramos que, por problemas de salud tuvo que cesar en la titularidad de la misma y, al no tener descendientes, cedió el negocio a su hermano, Darío, de profesión veterinario, y que ejerció su profesión hasta su jubilación en los años sesenta, de tal forma que no hubo ya más continuidad al frente de esta botica que, desde entonces, quedó cerrada hasta la actualidad, toda vez que se autorizó posteriormente la apertura de una oficina de farmacia en la localidad de Beariz, perdiendo Doade el peso económico y poblacional que había tenido durante décadas, en favor de Beariz, que ostentaba ya la capitalidad municipal. Cuando hace años tuve la oportunidad de visitar la botica quedé sorprendido al ver el estado de la misma; todo se conservaba tal cual se había dejado décadas atrás: los papeles sobre el escritorio, una hoja en la máquina de escribir, la caja de puros con la colección de Habanos y cientos de cajas de medicamentos de entre los años 20 - 50, muchas de ellas sin desprecientar. Por otro lado, docenas de albarelos o tarros de farmacia, de estilo francés, correspondientes al momento de la apertura al público de la botica, casi todos ello con sustancias activas en su interior. Numerosos son, asímismo, los frascos y botellas de vidrio elegantemente decorados y rotulados con los nombres de las sustancias qu econtienen pero lo que más nos llamó la atención es la gran cantidad de materias primas que todavía se presentan precintadas o envueltas en papel y cuerda de cáñamo. Por otro lado, se conservan varias botellas con aguas minerales de manantiales de la comarca del Ribeiro, así como botellas de diferentes vinos con actividad terapeutica.
Pero no sólo se conservan los medicamentos sino también gran cantidad de material de elaboración (debemos recordar que hasta bien entrado el siglo XX la mayoría de los medicamentos que se dispensaban en nuestras boticas respondían a una elaboración in situ por parte del farmacéutico a instancias de la correspondiente receta expedida por un médico). Es por ello que en Doade podemos ver matraces, almíreces, balanzas de precisión, máquinas para elaborar obleas y supositorios, densitómetros, alcoholímetros, probetas, pipetas, pildoreros, etc, etc. Fue, por tanto, relativamente sencillo plantear los pasos a seguir para alcanzar un objetivo que el Concello de Beariz tenía claro desde que se les comunicó la existencia de esta botica. El primer paso fue discriminar aquel material que no tuviera relación con la cronología de apertura pública, productos de veterinaria y otros elementos ajenos que, con los años, habían acabado en algunas de las baldas de la botica. Se hizo necesario, también, hacer un inventario de todas las piezas existentes, (más de tres mil) y para ello hemos contado con la colaboración de nuestro amigo y colega de profesión Luis Serantes García y del inestimable apoyo del farmacéutico Dr. Nicanos Floro Andrés a la hora de valorar el alcance de lo que íbamos encontrando en la botica. El inventariado de las piezas corrió a cargo de la conservadora-restauradora y arqueóloga coruñesa Victoria Folgueira y con ello el Concello se asegura el control, no solo del continente sino del contenido que, además, ha quedado protegido tras unas pantallas de metacrilato que impiden que el público visitante tenga contacto directo con el material expuesto.
Pero, ¿dónde reside el interés de esta botica-museo? Todos conocemos otras antiguas farmacias existentes en Galicia, y a la memoria se nos viene la farmacia Couceiro, de Betanzos, quizá la más antigua en funcionamiento, o la farmacia Almodóvar de Ferrol, o la de Peñamaría en A Fonsagrada, etc. La de Doade no es la más antigua, ni su mobiliario el más refinado, ni su decoración la más elegante pero es la única que se conserva tal cual se inauguró en el siglo XIX, sin ningún elemento anacrónico o ajeno, conservándose desde las conducciones y lámparas de gas, al suelo de piedra original, o el de madera en el laboratorio y, lo más importante, la original distribución de espacios en la pieza de la botica, unos espacios (laboratorio, rebotica, zona de trabajo-lectura y despacho) distribuidos en torno a la zona pública, de dispensación de medicamentos y, desde todos ellos, con contacto visual directo a esta zona de dispensación. Olores, imágenes y objetos en la botica de Doade trasladan al visitante a otra época en cuanto cruza el umbral de la puerta y, es po ello, que podemos afirmar que "la máquina del tiempo está en Doade". Dr. Miguel Álvarez Soaje

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