APORTACIONES DEL DICCIONARIO MADOZ A LA HISTORIA DEL MONASTERIO DE OSEIRA.
Bajo
el título de Diccionario
Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, se
encuentra una monumental obra publicada entre los años 1845-50 bajo la
dirección del político y escritor Pascual
Madoz Ibáñez de Iriarte, nacido en 1805 en la ciudad de Pamplona. La obra,
conocida como Diccionario de Madoz,
recoge todos los datos relacionados con los lugares, pueblos, villas, ciudades,
capitales, partidos judiciales y provincias de España, que fueron recogidos a
lo largo de aquellos cinco años por un equipo de casi 1500 colaboradores
repartidos por todas las provincias de España, así como en Cuba, Puerto Rico y
Filipinas. A lo largo de los dieciséis tomos de la obra el lector puede
encontrar datos referentes a cualquier entidad de población, como el número de
vecinos y su actividad profesional y las características más destacadas del entorno
y alrededores de cada lugar. Es por ello que resulta una fuente fundamental a
la hora de conocer el estado de nuestro país a mediados del siglo XIX y, en el
caso que nos atañe en este artículo, para conocer el estado del monasterio de
Oseira en los años inmediatamente posteriores a la Desamortización de Mendizábal
(1835), ya que aporta una minuciosa descripción de todas y cada una de las dependencias
del cenobio y de su entorno inmediato, fincas, granjas, huertos, etc, en una
época en la que el expolio llevado a cabo tras la Desamortización aún no se
había llevado por delante la casi totalidad del edificio monástico. A lo largo
de las páginas 390-391-392 del Tomo XII, editado en 1849, se ofrece la
descripción de la aldea y monasterio de “Osera”, en donde podemos leer una
curiosa e interesante referencia a la existencia de un “estanque” en las
inmediaciones del monasterio, estanque que el redactor del texto describe como
“lastrado de piedra”, es decir, que el fondo del estanque estaría pavimentado. A
continuación reproduzco parte del texto referente al monasterio de Oseira en el
cual se describen pormenorizadamente los terrenos que se encuentran al interior
de la cerca monacal:
Las fincas rústicas pertenecientes al monasterio eran una
bosque continuo cercado de muralla cuyo circuito es de ¾ de legua donde se
cuentan 8 a 40.000 árboles entre robles, pinos, castaños y nogales, algunas
praderas y tierras de cultivo, una extensa huerta con árboles frutales de todas
clases, dos hermosas escaleras para la comunicación de la parte alta y baja de
dicha huerta, distintos cuadros dispuestos para cultivo de hortaliza y
legumbres, un estanque lastrado de piedra donde se recogían las aguas para el
riego y un jardín botánico, también dividido en alto y bajo y cercado de pared,
el cual contenía diferentes cuadros con plantas medicinales indígenas y
exóticas y variedad de flores, habiendo además otros huertos y extenso palomar,
contándose entre la arboleda de este gran cercado, dos paseos, uno hacia el
Este y el otro por el lado del Oeste con distintas fuentes de exquisitas aguas,
habiendo entre ellas dos fuentes lastradas de piedra con asientos a los
costados.
Tras
la lectura del párrafo anterior podemos preguntarnos qué fue de todo aquello
tras casi cien años de abandono y cabría suponer que nada perviviese en la
actualidad, pues el tiempo y la rapiña acaban con todo. Sin embargo,
prácticamente todo lo descrito se mantiene todavía en pie, salvo, en líneas
generales, el “extenso palomar”, del cual no tenemos constancia ni se observan
restos en las fincas que circundan el monasterio. Evidentemente pervive la
cerca monástica, un muro de mampostería que rodea toda la propiedad y que, en
general, se conserva en un estado aceptable, a pesar que los desplomes de
algunos tramos son habituales y ocasionarán la destrucción de esta cerca en
pocos años. Todavía se conserva un denso bosque formado mayoritariamente por
robles y castaños en la margen izquierda del río Oseira, aunque se observan
también avellanos y arces, aparte de algunos ejemplares de hayas. Desde luego
su número no alcanza los miles de ejemplares descritos en el texto pero sí
conforman un gran y magnífico bosque caducifolio. Ha desaparecido la “extensa
huerta con árboles frutales de todas clases”, reduciéndose actualmente a una
serie de manzanos que sirven de linde con la vaquería y poco más.
Sorprendentemente aún se conservan las dos escaleras de piedra que conectaban
ambas partes del huerto. Entiendo que la descripción de Madoz atañe a lo que
actualmente es la finca que rodea por el Oeste y Sur el edificio monástico,
pastizales que se sitúan entre la panda occidental del claustro de caballeros,
la vaquería y el río Oseira.
Prado en el que pudo estar instalado el estanque de Oseira hasta el siglo XIX.
En el extremo norte, junto a la caseta de Fenosa
hay un huerto alto, aterrazado que se comunica con el primer pastizal mediante
una magnífica escalera pétrea, que tiene un doble acceso, lo cual se pudo
describir en el texto como dos escaleras. Este prado linda al sur con otro
similar, de planta cuadrada y sin ninguna pendiente, enmarcado por un pequeño
muro de piedra que lo separa de otros prados y del camino que conecta la
antigua panera con la actual vaquería. Sería este prado el que el Diccionario
describe como un “estanque lastrado de piedra donde se recogían las aguas para
el riego”, que ocupa una superficie de 2480 metros cuadrados y con unas dimensiones de 52 x 47 x 52 x 50 metros, es decir, casi un cuadrado perfecto. Efectivamente, del extremo superior de la finca surge un punto de
agua que recorre ambos prados, actualmente canalizados bajo tierra, y que en su
día pudo estar dedicado al mantenimiento de ese estanque, hoy prado, del cual
se podría determinar si bajo la capa de tierra actual existe un piso de piedra,
lo cual confirmaría la localización de este estanque que, siendo así, tendría
una sencilla recuperación que aportaría gran belleza al entorno monástico. Es
evidente la diferencia de desnivel de estos dos prados que, en su día, debieron
ser uno solo, del cual se segregó una parte que aparece totalmente nivelada hoy
en día, lo cual avalaría la posibilidad de que estuviera destinado a albergar
agua.
Vista aérea de la localización del posible estanque (remarcado en amarillo). Fuente: https://mapas.xunta.es/visores/basico/
Igualmente, todavía se conserva parte del paseo hacia el Oeste que se describe en el texto, en el cual se localiza todavía una de esas dos fuentes de piedra rodeada a ambos lados por una bancada de piedra. La otra fuente, situada hacia el Este, podría ser la que se recuperó hace años y se encuentra actualmente en la carretera de acceso al monasterio, antes de cruzar el puente sobre el pequeño río Oseira. Es, por tanto, sorprendente, que salvo el palomar, prácticamente todo lo que describe el Diccionario de Madoz a mediados del siglo XIX se conserva en la actualidad en este viejo monasterio, conservación que sin duda se debe agradecer a los monjes que a lo largo del siglo pasado trabajaron en la recuperación de esta joya del patrimonio cultural de Galicia.
Vista aérea de la localización y dimensiones que podría tener el estanque. Imagen extraída de la aplicación SIGPAC.
No se conserva actualmente el jardín botánico pero sí la cerca de piedra
del mismo, tal y como describe el Diccionario,
que vendría a estar situado al sur del edificio, junto al terreno que hoy en
día ocupa la plantación de manzanos, frente a la actual leñera del monasterio.
Se aprecia allí una pequeña finca rodeada enteramente por un murete de piedra
que, a mi entender, podría ser el jardín botánico descrito. Vista aérea de la localización del posible estanque (remarcado en amarillo). Fuente: https://mapas.xunta.es/visores/basico/
Igualmente, todavía se conserva parte del paseo hacia el Oeste que se describe en el texto, en el cual se localiza todavía una de esas dos fuentes de piedra rodeada a ambos lados por una bancada de piedra. La otra fuente, situada hacia el Este, podría ser la que se recuperó hace años y se encuentra actualmente en la carretera de acceso al monasterio, antes de cruzar el puente sobre el pequeño río Oseira. Es, por tanto, sorprendente, que salvo el palomar, prácticamente todo lo que describe el Diccionario de Madoz a mediados del siglo XIX se conserva en la actualidad en este viejo monasterio, conservación que sin duda se debe agradecer a los monjes que a lo largo del siglo pasado trabajaron en la recuperación de esta joya del patrimonio cultural de Galicia.
Aspecto del prado que pudo albergar el antiguo estanque desde el extremo sur.
Como
comenté al inicio del artículo, el Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de Madoz no sólo
describe el exterior del recinto monástico sino que lo hace igualmente con
todas las dependencias del edificio, entre las que aparece la descripción de su
antigua botica en los siguientes términos:
En el interior del monasterio hay tres grandes claustros (…), el que corresponde a la entrada
principal (…) tiene 32 arcos (…) a
uno y otro lado del claustro se encuentran distintas celdas, una gran pieza que
servía de botica, habitaciones para criados de servicio (…).
Podemos
pensar que la pieza de la botica referida por Madoz pudo estar situada junto a
la portería para facilitar la comunicación con el exterior; estaríamos hablando
del local que actualmente ocupa la tienda-portería del monasterio que, a su
vez, presenta características similares al que ocupaba la botica en el
monasterio de Sobrado, es decir, en comunicación con la clausura del monasterio
y, a la vez, en contacto directo con el exterior. Como dato de interés para la historia
de Oseira, Madoz señala que, desde la “botica de los monjes”, se suministraban
las medicinas necesarias a los “dependientes” del monasterio (en el momento de
la exclaustración, finales de octubre de 1835, contaba Oseira con 80 monjes), a
los peregrinos y a los pobres de solemnidad de la feligresía. Además, refiere
la existencia de una casa destinada a hospedaje y alimento de peregrinos, los
cuales podían permanecer en ella por espacio de tres días.
Espero
que este artículo aporte algo más de luz a la historia de este monasterio de Santa
María la Real de Oseira, con el deseo de ver algún día recuperado su magnífico
estanque.
Dr.
Miguel Alvarez Soaje
[1] Madoz, Pascual; Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones
de ultramar. Madrid, 1849, Tomo XII, pp. 390-391.
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