fr. JUAN CARAMUEL LOBKOWITZ Y LA CIENCIA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVII


Polígrafo español nacido en Madrid (1606 – 1682), ingresó en la Orden Cisterciense a través del monasterio de la Santa Espina de Valladolid, habiéndose formado previamente en el Colegio Imperial de los jesuitas en Alcalá. Su formación se completó en otros monasterios de la Orden en Ourense (Montederramo) y Salamanca (Sta. Mª del Destierro).

Fue un erudito autor de una ingente y poco conocida obra científica y cultural a lo largo del siglo XVII, obra caracterizada por una cierta falta de rigor pero que alcanzó todos los campos del saber, con más de 50 títulos publicados y miles de manuscritos inéditos. Caramuel llevó a cabo estudios sobre arquitectura, cálculo de probabilidades, combinatoria, teología, gramática, música, astronomía, lingüística, péndulos, artillería, idiomas, etc, para lo cual mantuvo relaciones epistolares con importantes científicos de la época, como Athanasius Kircher, van Helmont, Descartes o Gassendi.
La siguiente imagen es un retrato del propio Juan Caramuel.
 

Entre otros cargos, fue nombrado Vicario General de la Orden cisterciense para Inglaterra, Escocia e Irlanda. Desde el punto de vista académico obtuvo el doctorado por la Universidad de Lovaina y como científico adoptó una postura contraria a la aceptación de los dogmas o argumentos basados en la autoridad, defendiendo la experimentación desde una óptica mecanicista cartesiana; podemos enmarcarlo, por ello, en una cierta preilustración que afloró en nuestro país a finales del siglo XVII de la mano de los denominados “novatores”.

Sus obras más destacadas figuran en el campo de la Teología, Filosofía y Matemáticas; en el primero podemos citar Theologia regularis y Theologia moralis; en el segundo destacó su Rationalis et realis philosophia y De severa argumentando método, mientras que en el campo de las matemáticas destaca su Mathesis audax. No se puede afirmar que en sus escritos prime la investigación propia pero sí se observa un profundo interés en la recopilación y divulgación de los principales descubrimientos científicos de su época.
La siguiente imagen es la portada de la obra Mathesis nova.
 

Su labor erudita la llevó a cabo a lo largo de toda Europa en el periodo comprendido por la guerra de los treinta años, en el cual llevó a cabo una reforma del canto gregoriano para adaptarlo a la ortodoxia cisterciense, a la vez que diseñó algunos instrumentos musicales, como un órgano de triple teclado, pero también contribuyó a la defensa militar de las ciudades donde vivió en Centroeuropa.

En varias ocasiones fue acusado de probabilista-laxista, entendiendo que si una opinión es probable es lícito seguirla aunque la opinión general pueda ser más probable, afirmando que en cuestiones de Fe y costumbres es suficiente para la seguridad de conciencia la opinión probable, en contra de las tesis mantenidas por los filósofos jansenistas. Por estas opiniones teológicas no tuvo éxito en el entorno del papa Alejandro VII siendo finalmente “desterrado”, a región de Campania en un principio y, finalmente, a la ciudad italiana de Vigevano, próxima a Milán, en cuya sede episcopal mandó construir una imprenta para la edición de sus propias obras. Entre las más representativas de ellas podemos citar Primus calamus en que lleva a cabo un ordenamiento de las Artes en cinco cursos) y el Cursus mathematicarum facultatum, obra de vastas proporciones que incluía, a su vez, otras obras como Mathesis bíceps (que incluye estudios sobre aritmética, cálculo, geometría, álgebra, náutica, combinatoria, etc) y Logarithmia, que es un estudio sobre los logaritmos para efectuar cálculos astronómicos; en esta obra se incluye un estudio denominado Kybeia, quae Combinatoriae Genus est, de Alea et Ludis Fortunae serio Disputans (1656), breve tratado de 22 páginas sobre el cálculo de probabilidades que aparece incluido en la obra Mathesis Biceps Vetus et Nova (Of. Episcopali, Vigevano, 1670), que se centra en el cálculo de probabilidades y los juegos de azar. Como acabo de comentar, a los 67 fue nombrado Obispo de Vigevano y fue allí donde publicó su Architectura civil, recta y obliqua, espectacular tratado de arquitectura en tres tomos, con docenas de grabados de gran belleza. 
                                                                                                                                     Dr. Miguel Alvarez Soaje
La siguiente imagen es la portada de la obra Architectura civil, recta y obliqua.
 

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